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El 21 de junio, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, anunció la prohibición de los alquileres temporales a partir de noviembre de 2028, en respuesta a una crisis de vivienda que ha excluido a muchos residentes del mercado inmobiliario. Se planea reincorporar al mercado 10,000 apartamentos actualmente en plataformas como Airbnb.
Otras ciudades, como Nueva York y Berlín, también han implementado restricciones similares. Las regulaciones surgen en un contexto global donde se cuestiona el impacto de Airbnb y otras plataformas en el aumento de precios de la vivienda y el turismo excesivo.
Expertos opinan que la eliminación de alquileres temporales podría aumentar los precios de hoteles y afectar a familias que no encuentran opciones adecuadas en la industria hotelera. Aunque algunos estudios sugieren que los alquileres temporales no son la principal causa de los altos arriendos, la presión de los residentes locales ha llevado a las autoridades a actuar.
Alternativas como limitar los alquileres a 90 días al año han sido implementadas en algunos lugares, pero la regulación sigue siendo un desafío. A pesar de las preocupaciones sobre la reducción de opciones para los viajeros, algunos creen que estas restricciones podrían enriquecer la experiencia turística al preservar la cultura local y reducir la animosidad entre turistas y residentes.
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